La Unión Soviética logró hace 50 años el sueño de Konstantin Tsiolkovsky, de 1903, de poner un satélite en órbita utilizando las leyes Newton y Kepler mediante un cohete, al lanzar su Sputnik I, el primer satélite hecho por el hombre.
La brillante bola de aluminio pesaba 83 kilogramos y pasó 21 días en órbita. Su señal electrónica transmitida a la Tierra por el aparato se convirtió en un icono de la Guerra Fría.
El lanzamiento fue parte de la celebración del Año Geofísico Internacional organizado en 1957, prorrogado posteriormente hasta 1958, en el que tanto los EE.UU. como la Unión Soviética anunciaron su intención de lanzar satélites artificiales ese año. Este evento, nacido de una idea del geofísico americano James Van Allen, permitió reunir por primera vez a geofísicos de diversas naciones enemistadas por la guerra fría y permitió el desarrollo de los estudio climáticos.
La URSS fue la primera en cumplir, lanzando el primer "Sputnik" el 4 de octubre, seguido del Sputnik II el 3 de noviembre. Estados Unidos tuvo mala suerte con su primer intento, en diciembre de ese año, el cohete que lanzaría su satélite Vanguard se incendió durante el lanzamiento. Por lo que se autorizó el lanzamiento de otra misión iniciada no oficialmente unos años antes por Wernher Von Braun. Von Braun había construido grandes misiles para el ejercito de los EE.UU. y tenía toda la infraestructura preparada, pero hasta entonces no había obtenido permiso para lanzar ningún satélite.
El vehículo espacial americano denominado Explorer 1, fue lanzado el 31 de enero de 1958 y fue diseñado y construido por un grupo de científicos de la Universidad de Iowa, liderados por James Van Allen. Este grupo se había acreditado previamente con la primera observación de los electrones de la aurora desde un cohete; casualmente, la idea del IGY partió de una cena celebrada en 1950 en la casa de Van Allen (en ese momento cerca de Washington).
El Kremlin vio al Sputnik como un gran logro científico de la URSS, provocando el asombro de Estados Unidos, al quedar atrás en un campo de investigación tan importante.
El Sputnik inspiró a la Casa Blanca a ordenar el desarrollo de una nueva agencia dedicada al espacio, NASA, y programa para fabricar satélites estadounidenses.
viernes, 23 de octubre de 2009
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